El mercado laboral se encuentra en un cambio constante debido al crecimiento de la tecnología y eso lleva a preguntarse cómo serán los trabajos del futuro, en qué escenario habrá que moverse y sobre todo cómo prepararse para ese nuevo paradigma que llegará o que quizás ya esté llegando.
Alejandro Melamed es consultor disruptivo, especializado en recursos humanos, liderazgo y talento. Además, se desempeña como profesor en la UBA. En una charla con Newsweek Argentina, el profesional explica que entrenar nuestra mente para el cambio que se viene implica “la capacidad de aprender a aprender” y precisa que “básicamente nosotros no sabemos lo que vamos a necesitar en el futuro, lo que sí estamos seguros es que vamos a necesitar aprender cosas nuevas”.
“Y para aprender cosas nuevas la clave es que aprendamos a aprender y también aprender a desaprender, qué cosas tenemos que sacarnos, no llenar nuestro disco rígido con cuestiones que no tienen demasiada utilidad”, indica y agrega que “entonces hay dos cuestiones que son claves: aprender a aprender y lo otro es la agilidad, que es la capacidad de adaptarnos rápidamente ante contextos bien cambiantes”.
BUSCAR TRABAJO: ENTRE EL APRENDIZAJE Y LA PASIÓN
Frente a este contexto tan cambiante, Melamed sostiene que, para buscar trabajo, los jóvenes “lo primero que van a tener que pensar es que van a tener que formarse durante toda la vida” y, por lo tanto, remarca que “siempre que puedan educarse en los mejores lugares, es más que bienvenido”.
De todos modos, señaló que eso viene “después de que encuentren su pasión, porque siempre tenemos que hacer aquellas cosas que nos apasionan”.
Pero a añade que “hay dos áreas en las cuales tenemos que formarnos: por un lado, el área dura, que es ciencia, matemática, ingeniería y todo lo que tiene que ver con lo técnico; y, por otro, todo lo relacional y vincular, que es lo que muchas veces se mal llama las ‘capacidades blandas’, que tienen que ver con liderazgo, motivación, empatía, conexión, creatividad, innovación”.
LA IMPORTANCIA DEL PROPÓSITO PERSONAL
En esa línea detalla que “uno tiene que ver con el ‘qué’ y el otro tiene que ver con el ‘cómo’. Considera que ambos son muy importantes y que detrás de todo esto está el ‘para qué’, es decir, “cuál es tu propósito, entender para qué lo estás haciendo, cuál es la razón porque ese es el gran motor que te permite a vos hacer la diferencia, que vos sientas que trabajes de lo que trabajes vas a estar conectado con tu objetivo más alto y con más impacto, y que vos sientas que es lo que más se conecta con tu interior”.
Al ser consultado acerca de cómo combinar el propósito personal con la necesidad que tiene gran parte de la población argentina de trabajar para llegar a fin de mes, el entrevistado señala que “hay dos tipos de público claramente identificados” y precisa que “uno está compuesto por aquellos que tienen la posibilidad de elegir de lo que trabajan y obviamente que el deseo, la aspiración es que cada persona pueda tener la capacidad de elegir de lo que trabaja, dónde trabaja y cuándo trabaja”.
No obstante, Melamed admite que “está claro que no a todo el mundo le pasa esto, y hay muy pocas personas a las que les sucede”. Por eso, recalca que “para este tipo de población hay que ir analizando, pensando y proyectando cuáles pueden ser los escenarios posibles en los cuales se pueden ir revisando estos conceptos”.
“Y tratar más allá de que uno tiene que llegar a fin de mes -ya que la mayoría de la gente tiene que llegar a fin de mes-, creo que hay que pensar que independientemente de cualquier actividad que estés haciendo, siempre es importante ir pensando qué te conecta con tu deseo, qué te conecta con tu propósito. Porque más allá de lo que estés haciendo hoy siempre podés soñar y aspirar a algo más”, asegura.
Asimismo, agrega que “si lo que hacés es bien valorado y recompensado, obviamente mucho mejor; y si lo que hacés está conectado con tu propósito, diez veces mejor”.
En ese sentido, cuenta que “se dice que el trabajo ideal es aquel que combina cuatro cosas: lo primero es aquello que te apasiona; lo segundo es aquello que hacés mejor que nadie; lo tercero es lo que el mundo necesita; y lo cuarto es aquello que por lo que te van a remunerar apropiadamente”. Además, remarca que “quienes trabajan para llegar a fin de mes pueden estar bien en las primeras tres, pero que no los recompensen adecuadamente”.
“SIEMPRE SE PUEDE ASPIRAR A ALGO DISTINTO”
En ese marco, hace hincapié en que “uno no tiene por qué quedarse en ese lugar, siempre se puede aspirar a algo distinto”, y asevera que “toda persona en cualquier lugar del mundo, en cualquier situación siempre tiene la oportunidad de buscar algo novedoso o algo diferente, algo que le contribuya a su propio propósito y también a mejorar el mundo, a cambiar algo del mundo o hacer algo donde generemos el verdadero impacto tanto en las personas como en la sociedad en su conjunto”.
Frente a ese panorama, el entrevistado define al trabajo como “la posibilidad de mostrarle a la sociedad todo lo que podemos ofrecer; no es simplemente una remuneración por el tiempo que invertimos”.
Siguiendo esa línea, especifica que “lo primero que nos da el trabajo es la posibilidad de decirle a la sociedad cuál es nuestra contribución, qué es lo que podemos hacer nosotros para demostrarle al mundo que nuestra razón de ser tiene sentido”. “Lo segundo que nos da es un posicionamiento social; lo tercero es una generación de energía; y lo cuarto consiste en que nos brinda esa capacidad de ir aprendiendo todo el tiempo, de ir descubriendo, de encontrar en la curiosidad esa posibilidad de hacer más y mejores cosas”, detalló.
En ese aspecto, resalta que “el trabajo es una parte sustancial de nuestra vida, en la que muy posiblemente estemos las horas más importantes del día, los días más importantes de la semana, las semanas más importantes del mes, los meses más importantes del año, los años más importantes de nuestras vidas”.
“Una vez lo escuché decir a Manu Ginobili ‘qué pena aquel que trabaja de aquello que no lo apasiona, porque cuando uno trabaja de lo que lo apasiona no tiene límites, no tiene límites el crecimiento, no tiene límites el disfrute en el trabajo y el trabajo no tiene porque ser un castigo’” contó.
Y añadió: “El trabajo puede ser realmente un espacio de desarrollo, de crecimiento, donde estar siempre buscando cosas nuevas, con lo cual de gratificación también; cuando uno hace lo que le apasiona, siempre es bienvenido y no hay límite para eso”.
¿QUÉ HACER SI NO SE ENCUENTRA ESA PASIÓN?
No obstante, como se señalaba, hay personas que no encuentran eso que los apasiona, ese propósito personal que los motive y los mueva a ir en busca de más y mejores cosas, y en este punto Melamed remarca que “para generar confianza en los otros, lo primero que tenemos que tener es confianza en nosotros mismos” y señala que “mucha gente se pone en la posición de victimizarse, de decir ‘el mundo está todo mal, todo está en contra mío, nada me gusta’”.
“Ahora, podemos empezar a pensar con una óptica diferente, superadora, de crecimiento, con la que empecemos a detectar cuáles son aquellas actividades que disfruto más, cuáles son aquellas actividades que me dan más placer, quiénes son las personas con las que estoy y realmente me motivo diferente, cuáles son los aspectos de la vida en los cuales a mí me gustaría profundizar”, recalca, y asegura: “No hay una respuesta única, cada uno tiene su propia respuesta”.
Por eso afirma que “el problema que tienen las víctimas y los que se victimizan es que siempre están buscando que otros les den la respuesta porque, si no llega a salir bien, ese otro tiene la responsabilidad”. E indicó: “Parte del trabajo que tenemos que hacer todos aquellos que estamos en este mundo laboral es impulsar a que los demás encuentren sus propias respuestas porque creo que la mejor manera de desarrollarse es encontrando en el interior de cada uno las respuestas más potentes”.
“EL TRABAJO DE BUSCAR TRABAJO”
También están aquellos que están buscando trabajo, al cual define como “el más importante”, y a modo de consejo sostiene que “lo primero que les diría es que nunca digan que son desocupados, porque su ocupación es justamente buscar trabajo”. “Y tampoco es un desempleado: es alguien que está atravesando un momento de transición”, corrigió.
En consecuencia, asegura que “lo primero que hay que hacer para buscar trabajo es empezar a confiar en uno mismo, ya que nadie va a querer tomar a un colaborador que esté desmotivado, cansado, con mala cara o enojado”, porque “la gente quiere contratar, independientemente del trabajo que sea, a gente que tenga energía positiva, voluntad, pasión y compromiso”. Por eso lo primero es “amigarnos con nosotros mismos”, sostiene.
“El segundo tema es tratar de buscar aquellas cosas en las cuales nosotros podamos tener una contribución superior”. Explica esto porque “hay mucha gente -y es entendible- que dice ‘yo trabajo de lo que sea’”. “El problema de ‘trabajar de lo que sea’ es que si bien se consigue trabajo más rápido, como la desmotivación es tan grande por trabajar en algo que no me interesa, que no me motiva, rápidamente uno está decepcionado con ese lugar”.
Entonces, opinó: “Yo lo que diría es que para buscar trabajo apropiadamente lo más importante es armar un proyecto de búsqueda de trabajo, que no requiere sofisticación sino compromiso y confianza personal”. “Empezar con la confianza, después conectarse con el deseo, tercero tratar de ver cuáles son las herramientas que requiero para cumplir ese deseo y luego sí armar el plan concreto de cómo hago para conectarme con aquellos dadores de trabajo que pueden dar respuesta a esa inquietud que tengo”.
TRABAJAR SIN JEFE: EL PANORAMA QUE SE VIENE
Por último, Melamed explica que “estamos yendo hacia una era en la cual lo que más se va a visualizar es la gente que va a trabajar ‘para’ otros y no ‘en’ otras empresas” y precisa que “la distinción radica en que uno cuando trabaja para otros puede tener múltiples opciones y esto puede ser desde un oficio muy simple y aprendido muy rápidamente hasta la profesión más sofisticada”.
Frente a ese panorama, marca que “algo que está sucediendo en las nuevas generaciones es que no tienen ganas de tener a alguien que todo el día les esté dando órdenes” e indica que “entonces, así como está evolucionando el rol del liderazgo y la manera cómo se lidera, hay muchas empresas que todavía están muy habituadas a un estilo muy tradicional”.
Finalmente, asevera que “lo que está sucediendo es que hay como una especie de movimiento de muchas personas que dicen ‘no acepto ese modelo, quiero buscar un modelo en el que yo soy mi propio jefe y yo le brindo mis servicios independientemente de lo que haga’, teniendo así autonomía de vuelo”. Sin embargo, subraya que “eso demanda otras capacidades: saber cómo venderse, saber cómo llegar a quien hay que llegar, cómo se cobra, cómo generar mecanismos de seguridad social para tener mi cobertura médica y todos los aspectos jurídico legales. Y, para concluir, afirma. “Yo creo que hoy en día estamos en un período intermedio porque no están las mayorías de los sistemas adecuados para estos modelos laborales que son modelos que cada vez están tomando más fuerza y teniendo cada vez más impacto en el mercado”.