Por Lucrecia Melcior
El reconocido neurólogo Conrado Estol, Presidente de la Asociación Argentina de Salud, Calidad de Vida y Longevidad, explica en detalle qué es el término “longevidad” y cómo podríamos aumentar nuestra expectativa de vida saludable. La nueva batalla para enlentecer o detener el reloj biológico humano, uno de los objetivos más anhelados de la ciencia.
¿Cuáles son los últimos avances de la ciencia sobre la longevidad?
-Primero debemos definir longevidad porque el término sugiere que la intención es lograr que la gente aumente su expectativa de vida a más de 100 años. Sin embargo, a pesar de que este objetivo está bajo estudio y es posible, los especialistas y clínicas de longevidad actuales tienen como objetivo que las personas lleguen a cumplir 100 años y lo hagan con un buen estado de salud física y mental. Esto sería de por sí un inmenso logro ya que la estadística sugiere que dos tercios de la población pasa los últimos 10 años de su vida en mal estado de salud. Y si bien se conocen los hábitos de vida saludable que tienen un impacto significativo en la expectativa y calidad de vida, la mayor parte de la población no los cumple. La expectativa de vida mundial varía entre 50 años promedio en países de África hasta los 85 años en Japón, con un promedio mundial de 70 años de vida. Si bien estos números reflejan un aumento de la expectativa de vida en décadas recientes, la expectativa de salud no ha aumentado proporcionalmente y es aquí donde la medicina de longevidad pone el foco. Los avances más recientes están centrados en dilucidar los mecanismos celulares de envejecimiento para poder detenerlos o por lo menos enlentecerlos.
Se han logrado avances significativos al probar que en animales se puede revertir la ceguera y pérdida cognitiva asociados con la edad. Ciertas proteínas tienen la capacidad de transformar células envejecidas en células madre o pluripotenciales. Estas proteínas se denominan Yamanaka por el nombre del científico que las identificó y, gracias a ello, ganó el premio Nobel.
Los factores Yamanaka inducen un reseteo celular y con esto el rejuvenecimiento del tejido en el que actúan logrando así el llamado “efecto Benjamin Button”, en referencia a la película interpretada por Brad Pitt en la que el personaje rejuvenece progresivamente.
Longevidad: el secreto para vivir 100 años, gracias a la biotecnología y inteligencia artificial
Recientemente estuvo presente en conferencias sobre longevidad en Nueva York y Miami. ¿Trajo novedades?
-Las novedades en el campo de la ciencia básica del envejecimiento se conocerán en años próximos con los resultados del trabajo de varios laboratorios que trabajan exclusivamente sobre este tema. Altos Labs en California cuenta con la inversión de varios miles de millones de dólares de Jeff Bezos. También el magnate Sam Altman, creador de Open AI, ha invertido cifras millonarias con el objetivo de agregar, en los próximos 10 años, una década de vida extra a la expectativa actual. Una Biotech en particular hace desarrollos de nanopartículas de ARN mensajero que logra la extensión del telómero, una estructura que con las sucesivas divisiones de una célula se acorta progresivamente a lo largo de la vida y ha mostrado ser un marcador fiable de envejecimiento relacionado con el acortamiento descripto.
¿A qué edad comienza el envejecimiento? ¿Por qué envejecemos?
-Comenzamos a envejecer cuando nacemos y es importante remarcar que dos individuos de 20 años están envejeciendo, pero a esa edad ya lo están haciendo de forma diferente dependiendo de la genética particular de cada uno y de los hábitos de vida que tengan. Se han encontrado diferencias marcadas aún entre hermanos mellizos. Obviamente, en personas de 20, 30 o 40 años, las diferencias relacionadas con envejecimiento no son obvias. Pero a partir de los 60 años, las diferencias cognitivas y físicas entre individuos se hacen más marcadas y en esta progresión, a partir de los 70 años encontraremos personas de aspecto juvenil y otros que nos recuerdan el significado gráfico de la palabra anciano.
La proporción de centenarios ha aumentado significativamente en años recientes y algunos de ellos representan al grupo de los llamados “super-añosos” porque a pesar de acumular un número muy significativo de años –son mayores de 80– tienen la función cognitiva de una persona de 50 años. Diversos estudios han mostrado que tienen un cerebro de mayor tamaño promedio que personas de su misma edad, pero no se sabe cuál es el factor que determina esta ventaja.
Envejecemos porque el paso de los años afecta el funcionamiento normal de las células que es generar energía, deshacerse de proteínas alteradas y, que las mismas células se ocupen de eliminar a células lesionadas por medio del proceso llamado autofagia. Por esto es que la llamada reprogramación celular es una parte importante del campo de investigación para lograr enlentecer o detener el reloj biológico.
¿Podríamos considerar a la medicina preventiva cómo uno de los secretos para retrasar el envejecimiento?
-Hacemos todos los esfuerzos posibles para transmitir que la medicina preventiva definitivamente es una de las formas para retrasar el envejecimiento. Se sabe que las arterias suplen con oxígeno a todos los órganos del cuerpo y que la aterosclerosis es la enfermedad por la que estos vasos sanguíneos pueden ocluirse y así causar lesiones en el corazón y cerebro entre otros órganos. La aterosclerosis es la acumulación de placas de grasa –colesterol– en la pared arterial y este es un proceso que diferentes estudios han confirmado que comienza a los 20 años y que a los 40 años el 90% de la población muestra algún grado de aterosclerosis. Lo fundamental es que este proceso de envejecimiento arterial representa la primera (infarto de miocardio) y segunda (accidente cerebrovascular) causa de muerte a nivel mundial; la principal causa de deterioro cognitivo y la primera causa de discapacidad. El lado optimista de esta patología es que la aterosclerosis es prevenible o reversible en 80% de los individuos afectados que sean evaluados en clínicas de Calidad de Vida y Longevidad.
¿Se puede tratar el envejecimiento como una enfermedad que tiene cura? Cómo se frena el proceso.
-Efectivamente el paso de los años es la principal causa de enfermedades que aumentan su frecuencia progresivamente a partir de la séptima década de vida. El paso del tiempo se marca en el reloj biológico que cada individuo posee y que es diferente al de otras personas. En ese reloj, el tiempo puede pasar más o menos rápidamente en relación a factores individuales genéticos y relacionados con el estilo de vida. La velocidad de escape de la longevidad es el concepto que alude a los tratamientos y conductas que pueden enlentecer o detener a ese reloj biológico. La investigación en ciencia básica intenta rejuvenecer las células del organismo deteniendo los procesos denominados “inflamatorios” que limitan la función normal de una célula. Los distintos objetivos terapéuticos apuntan a limitar los fenómenos relacionados con el llamado estrés oxidativo –que lesiona estructuras celulares–, a la limpieza de proteínas inactivas que tienden a acumularse, a la activación de las proteínas llamadas sirtuinas que se ocupan de mantener el funcionamiento celular normal y a la eliminación de células dañadas.
Llevar una vida sana está cada vez más de moda. ¿Qué es lo más importante que podemos hacer para lograr una mejor calidad de vida?
-El objetivo es que llevar una vida sana pase de moda a ser una forma de vivir. La gente debe entender que un estilo de vida sano no es opcional ya que tiene una relación directa con la disminución del riesgo de muerte, disminución del riesgo de demencia, mejoría en el sistema inmune con menor riesgo de infecciones y otros beneficios que mejoran la calidad de vida. Actualmente, la población en general, y especialmente las personas más jóvenes, entienden la importancia de adherir a conductas que la ciencia ha mostrado se relacionan con una mayor expectativa de vida en condiciones mentales y físicas adecuadas.
La Asociación Norteamericana del Corazón (American Heart Association) asegura que una alimentación inadecuada es responsable por el 50% del riesgo cardiovascular y, por lo tanto, respetar una dieta mediterránea rica en antioxidantes, disminuye ese riesgo. Se deben evitar todos los productos procesados y ultraprocesados que son los que más abundan en el supermercado. Sin duda debemos pasar más tiempo en la sección de vegetales, legumbres y verduras y ser originales en su preparación. También las semillas, cereales y frutos secos hacen aportes valiosos. La bebida más sana es el agua o el jugo de frutas frescas.
Todo esto deriva en el concepto de “la comida es medicina”. Realmente no podemos decir que haya un solo factor que sea el más importante para mejorar la calidad de vida. Por eso es importante transmitir que todos los hábitos saludables, complementados por un control médico apropiado, son importantes para mejorar la salud y calidad de vida. Si una persona tiene una rutina ideal de ejercicio, pero no respeta una nutrición sana, seguramente tendrá problemas. Lo mismo ocurrirá con el que tenga una buena nutrición, pero no duerma un tiempo adecuado o no haga ejercicio. No existe atajo a cumplir con todas las pautas de una vida saludable.
¿Qué hábitos saludables son considerados los más importantes para mantenerse biológicamente sano, combatir el deterioro del organismo y las enfermedades?
-El problema es que casi toda la población sabe cuáles son los hábitos de vida sana, pero solo una proporción menor al 5% los cumple. Y se debe entender que si usamos el término hábitos, significa que son costumbres incorporadas a nuestra vida diaria como la higiene y otras actividades que son una parte no opcional de la vida cotidiana. El estrés se puede combatir con técnicas de relajación –el mindfulness tiene extensa evidencia científica sobre su efectividad– y con una actividad social intensa, se deben dormir 7 u 8 horas por noche, no se debe fumar, el consumo de alcohol debe ser el menor posible, la nutrición tiene que estar basada en la dieta Mediterránea. Además se debe mantener un peso ideal, el ejercicio debe ser variado e incluir componentes aeróbicos, anaeróbicos y elongación, se debe hacer controles de la presión arterial que es el factor de riesgo más importante diagnosticado en solo 1 de cada 3 personas afectadas, se debe evaluar la carga de placas de colesterol en las arterias para definir la necesidad de tratamiento con medicaciones y se debe evaluar la concentración de glucosa para identificar a aquellas personas que puedan tener diabetes.
¿Cómo se trabaja en un centro especializado en calidad de vida y longevidad?
-La respuesta más precisa es: con un equipo holístico y en forma individualizada. Esto quiere decir que debido a que ningún profesional puede ser experto en áreas diferentes, es necesario contar con especialistas en estrés, sueño, cesación tabáquica, ejercicio, función cognitiva, nutrición, genética, y clínicos, entre otros. Y este equipo multidisciplinario definirá un plan que será hecho a medida para cada persona.
También es importante decir como no se trabaja en calidad de vida y longevidad, pues la popularidad del tema genera gran demanda que en ocasiones es respondida por grupos sin la experiencia necesaria en el tema. ¿Cómo detectarlos? Se debe sospechar cuando las evaluaciones están basadas fundamentalmente en estudios sanguíneos de “biomarcadores” y las indicaciones se dan solo en base a estos resultados, cuando lo que se enfatiza es la venta de suplementos, cuando el manejo está exclusivamente hecho en base a nutrición y ejercicio, cuando se ofrecen infusiones intravenosas de revitalizantes, cuando los estudios genéticos se promueven como la solución a todos los problemas, y cuando los tratamientos están hechos con tecnología y equipamientos que no se encuentran en los centros médicos convencionales.
Estilo de vida saludable, un escudo contra los peores efectos de las enfermedades
¿Cuál es el peor enemigo de la vida moderna que atenta contra la longevidad? ¿Qué es lo que nos hace envejecer de manera más rápida?
-Los enemigos son varios. Probablemente, lo que más puede acelerar el impacto del paso de los años es la falta de interacción social. Somos parte de un entramado social que incluye familia, amigos, y muchas otras personas con las que interactuamos, y una relación positiva con todos ellos favorece un estado de felicidad que en diferentes estudios (el de Harvard es el más conocido y más extendido en el tiempo) se correlaciona fuertemente con una buena salud. Lo anterior también se relaciona con una visión positiva de la vida, darle sentido a la vida, tener propósito de vida y gratitud. La vida actual con sus exponenciales adelantos tecnológicos y cambios culturales puede por momentos atentar contra esta forma de interacción social saludable.
La comida que no es comida -procesados y ultraprocesados- es otro factor que atenta contra un organismo saludable. Más del 80% de la población adulta no hace ejercicio y el sedentarismo contribuye fuertemente a la declinación física y mental asociada con la edad.
Un factor que no es usualmente considerado, es la polución del aire que causa seis millones de muerte por año en el mundo debido a que aumenta significativamente el riesgo de infarto cardíaco y cerebral. Por último, el aumento exponencial en la diseminación de información falsa sobre salud a través de las redes sociales, es también un factor que explica las decisiones erradas que una persona puede tomar al confiar equivocadamente en estos consejos de pseudo-expertos.
¿Se puede alagar la esperanza de vida saludable en el ser humano?
-La respuesta es un rotundo sí. De hecho, el sistema de salud debería hacer un mea culpa por todavía no haberlo logrado ni alcanzando a toda la población. Las medidas descriptas arriba son todas conocidas y realizables por lo que el sistema de salud debería enfocarse en promover la difusión permanente y de amplio alcance sobre cuáles son las acciones que toda la población debería seguir para aumentar una expectativa de vida saludable. Por otro lado, la expectativa de vida rondará los 100 años hasta que las investigaciones en curso logren identificar las intervenciones genéticas o farmacológicas que puedan cambiar el ritmo de envejecimiento celular. El argumento más sólido es que todos debemos adherir a un estilo de vida sano, no solo para lograr mantener vitalidad a lo largo de los años sino también para llegar a vivir el momento en que la ciencia logre controlar el avance del reloj biológico.