La educación argentina transita un momento de crisis, con indicadores que muestran las deficiencias que sufren los niños y adolescentes en los distintos niveles escolares especialmente en áreas importantes como Lengua y Matemática.
En este contexto, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), presentó un informe en el que alerta sobre la falta de lectura en los menores de 18 años y cómo esto afecta a su aprendizaje.
Según los datos publicados, el 55% de los niños de adolescentes de entre 5 y 17 años no tiene el hábito de leer libros impresos de forma habitual. Además, el 68% no tiene libros en su casa.
Desde la UCA advirtieron que este déficit de lectura tuvo un incremento en el periodo 2020-2022, en medio de la pandemia, algo que le adjudican principalmente al “distanciamiento con las prácticas escolares habituales, como la exigencia de lectura en papel”.
Además, señalaron que la falta de lectura afecta más a los niños que a las niñas; y que es mucho mayor en quienes están en nivel primario que entre el nivel secundario.
Por otro lado, hicieron foco en que los niveles de comportamiento lector son más bajos “a medida que baja el estrato socioeconómico”. Incluso, entre quienes se encuentran en el sector bajo los números se asemejan cada vez a los niños del sector muy bajo que del sector medio bajo.
Sin embargo, el informe advierte que la falta de hábito de leer libros no solo está cruzado por la economía de cada familia: también afectan otros factores como no asistir al colegio, asistir con sobre edad o una mala calidad educativa del establecimiento al que concurren.
Al respecto, la UCA remarcó la importancia de leer libros impresos, ya que “es una práctica fundamental en el proceso de desarrollo humano y social” de los menores. Esto se debe a que tiene un impacto en el “desarrollo de capacidades cognitivas, emocionales y sociales”, como también para “ampliar el vocabulario, estimular la imaginación, y el conocimiento de diferentes mundos de vida”.
En ese sentido, el estudio añade que el déficit de lectura puede afectar a la alfabetización. Como ejemplo, muestra que casi la mitad de los niños de entre 4 y 5 años (49,9%) no saben escribir su nombre en impresa mayúscula.
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