El Papa Francisco se prepara para celebrar sus 10 años en el Vaticano. En la previa al aniversario, que se cumplirá el próximo 13 de marzo, aseguró que tiene intenciones de viajar a Argentina, una cuenta pendiente en lo que va de su pontificado.
En una entrevista, el sumo pontífice contó que hace unos años tuvo intención de hacer una gira por varios países, entre ellos su tierra natal. Pero tuvo que suspenderla y espera el momento óptimo para reprogramarla.
“Estaba planeado en diciembre de 2017. Se iba a ir primero a Chile, después a Argentina y Uruguay. El plan era ese. ¿Pero qué sucedió? Que (Michelle) Bachelet (expresidenta chilena) terminaba su gobierno y las elecciones eran precisamente por esa época”, explicó.
Tras este contratiempo, la intención era ir a Chile en diciembre y a Argentina y Uruguay en enero, pero aseguró que “en enero no encontrás ni al gato” y se modificó el itinerario.
“Se cambió el programa y se hizo Chile y Perú. Y quedaron Argentina y Uruguay para después. Y ese después es lo que estamos esperando, la coyuntura. No hay una negación de ir. Yo estoy abierto a que se dé la oportunidad”, señaló.
Al respecto, el Papa remarcó que su visita al país dependerá de “miles de factores”, ya que si bien tiene voluntad de viajar, espera tener “una coyuntura sociopolítica” óptima para que “no sea usada ni para un lado ni para otro”.
“En tiempo electoral no se hacen viajes en los países, para evitar que la presencia sea usada por el partido gobernante para una reelección o algo por el estilo. Yo quiero ir a Argentina. Pero…”, expresó.
Aunque no se animó a adelantar una fecha estimada, señaló que un buen momento podría ser “después de una elección”. De momento, desde que asumió hace 10 años en el Vaticano, no ha hecho ningún viaje oficial a su país natal.
LOS RECUERDOS DE ARGENTINA
En otro tramo de la entrevista que brindó a Infobae, Francisco aseguró que siente una “paz interior” desde que se encuentra en el Vaticano. Sin embargo, admitió que a veces siente “nostalgia” de cómo era su vida en Buenos Aires.
“No puedo callejear como hacía allá. Eso es fundamental, porque eso me tenía en contacto continuo con la gente, y eso es muy variado. Cosas que me quedan muy grabadas y que me cambiaron a veces la actitud”, destacó.
Francisco contó una anécdota de sus épocas como arzobispo: “Cuando tenía que tomar el colectivo que pasaba por la cárcel de Devoto varias veces me sucedió esto: estaba en la cola y casi todas eran madres. Entonces pensaba siempre sobre la madre de un recluso, lo que siente esa mujer, lo que siente ese hijo. Y eso fomentó en mí una especial cercanía a los presos. Yo todos los años para el Jueves Santo voy a lavar pies a una cárcel”.