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Ser profesional de la salud: ¿una carrera en peligro de extinción?
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Ser profesional de la salud: ¿una carrera en peligro de extinción?

Indignación, enojo, tristeza, agotamiento, pero a la vez esperanza de que la situación cambie. Es lo que siente Denisse Garate, una psicopedagoga que trabaja con chicos con discapacidad y que desea que ellos y sus familias puedan tener «lo que merecen, no más que eso» y que todos los profesionales de la salud puedan acompañarlos de «la mejor manera».

Denisse, como tantos trabajadores de la salud, no cobró el mes de agosto y el pago de septiembre todavía lo está esperando. «La Superintendencia de Salud no realizó los pagos a las obras sociales, por lo tanto, nosotros no cobramos«, explica y precisa: «Cuando llamás a las obras sociales, te dicen que la AFIP tiene retenidos los pagos y que supuestamente a mediados de septiembre se van a regularizar«. «Pero es una situación crítica, porque en agosto no recibimos el pago de ninguna obra social«, afirma en diálogo con Newsweek Argentina.

«Es una situación con la que venimos lidiando desde hace años», asegura y remarca que «las obras sociales nos piden un montón de requisitos y algunos no nos los dicen en el momento sino 15 después de cuando nosotros presentamos toda la documentación». «Por ejemplo, la firma tiene que ser en birome azul y sino es en birome azul, te rechazan el pago», detalla, y agrega: «Más que nosotros cobramos a 60 o 90 días».

Por lo tanto, hace hincapié en que «los derechos que se vulneran no son sólo de los profesionales de la salud, sino también de las familias que tienen a un niño, a un joven o a un adulto con discapacidad«, y enfatiza: «Estamos cansados porque es una situación de precarización laboral«.

«Desde el Estado no recibimos respuesta y por eso, es la primera vez en la historia que nosotros realizamos un paro«, subraya y sostiene que si bien «parar es una medida drástica que a nadie le gusta», asegura que es «la única manera para que los medios de comunicación, el Estado, nos puedan ver porque sino quedamos siempre en un quinto plano».

En ese sentido, marca que «Salud y Educación son los sectores más vulnerables y yo creo que son los sectores más importantes para que el Estado esté presente«, pero, por el contrario, vuelve a dejar en claro que «es un sector muy vulnerado, no visto, no reconocido«. En consecuencia, hace hincapié en que «es una situación super triste porque sin prestadores no hay prestación y sin prestación no hay derechos para las personas con discapacidad» por lo que «es todo un hilo conductor», afirma.

En esa línea describe al panorama actual como «muy tenso, muy duro e indignante» y manifiesta: «La verdad es que uno trabaja por vocación, pero no podemos vivir de nuestra vocación, del aire, del amor«. En ese sentido, explica que «no son sólo 45 minutos de atención directa con el paciente, detrás de esa sesión hay toda una planificación que uno hizo como profesional en base a las necesidades de ese individuo, lo cual implica reuniones con la escuela, con la familia, con otros terapeutas que también traten a esa persona», y marca: «Todo fuera del horario laboral, informes que llevan mucho tiempo y dedicación». Por lo tanto, resalta que «es un esfuerzo enorme que uno hace y son todas horas extras que no están contempladas en el presupuesto«.

Luego, Denisse va más allá y dice algo que hace tomar dimensión o que debería servir para entender que esta es una problemática del presente pero también del futuro, que según explica ella, de seguir así habrá severas consecuencias a largo plazo.

«Si no se normalizan los pagos, si no se normaliza esta situación no va a haber más profesionales de la salud», dice esta joven con una voz firme pero a la vez preocupada y a modo de ejemplo, remarca que «de hecho, hoy en día, mucha gente, lamentablemente cada vez es más, decide no trabajar en esta área por las cuestiones de los pagos, la lentitud de los pagos, el no ser visto».

«Es muy cansador y agotador vivir con ese tipo de condiciones laborales», manifiesta y añade: «Además, somos monotributistas, por lo que no tenemos aguinaldo ni vacaciones pagas«.

Es más, cuenta que la falta de profesionales en el sector es un problema que ya está sucediendo. «El acompañante externo, la persona que acompaña a los chicos a la escuela, es un trabajo que toman quienes están estudiando para ser profesionales de la salud, pero ya no quieren agarrar ese puesto por lo mal que se está pagando«, afirma, y asegura que» las familias están desesperadas porque necesitan que su hijo vaya a al colegio acompañado«.

«Quizás alguien lo toma, pero está tres o cuatro meses y lo abandona con todo lo que eso implica, porque son chicos a los que, generalmente, les cuesta mucho vincularse», subraya y sentencia: «Cada vez se va achicando más la gente que quiere entrar al sector, así estamos«.

Al ser consultada sobre la posición de las familias con chicos con discapacidad frente a la situación actual, destaca que «la gran respuesta que recibí fue de adherencia al paro porque para ellos como familia es muy duro«. En ese punto, precisa que «cuando ellos piden un profesional, las obras sociales no aprueban las terapias de un día para el otro«, y ejemplifica: «Presupuestos que se presentan en noviembre y las obras sociales los aprueban recién en marzo«.

Frente a ese panorama, recalca que «una familia que tiene un hijo con discapacidad, con todo lo que eso implica, le urge que su hijo tenga su tratamiento y las obras sociales se demoran un montón en aprobar esas terapias«. «También afecta al profesional porque por ejemplo, vos trabajaste enero y febrero, pero la obra social te dice yo te aprobé a partir de marzo (por lo que paga desde ese mes)», indica y en un arrebato de sinceridad, bronca y cansancio puro, lanza: «El sistema perverso, horrible del Estado, la burocracia«.

Y continúa: «Ellos (los familiares) están indignados y muy tristes porque son sus hijos los que están en el medio desgraciadamente» y puntualiza: «Los chicos se quedaron solos en las escuelas porque la maestra de apoyo a la inclusión o el acompañante externo adhirieron al paro». «Entonces, todo se ve afectado«, asevera y marca que «también hay chicos que tienen una condición o un tratamiento crónico«. En consecuencia, afirma que «es un problema grave y no es individual es colectivo, es de todos por la gran cantidad de personas que estamos afectadas».

Por último, cuenta un hecho particular que ejemplifica la situación económica de muchos profesionales de la salud. «Yo vivo sola, no tengo que pagar un alquiler porque mis papás me ayudaron, pero imaginate si yo tuviera una familia a cargo«, marca al tiempo que cuenta: «Igualmente hace ya un año que voy ciertos días a la empresa de mi papá porque necesito otro ingreso y si bien no es algo que me gusta, tengo algo más fijo porque si dependés de las obras sociales, vivís del día a día, no podés ahorrar«.

LA RESPUESTA DE LA SUPERINTENDENCIA DE SALUD

A través de un comunicado en Instagram, titulado «Prestadores Discapacidad. Presentación facturas pendientes de cobro», el organismo indicó que «ante la recepción de numerosos reclamos de Prestadores por falta de pagos de sus facturas anteriores al mes de junio por parte de las obras sociales, comunicamos a que a fin de colaborar con la rápida solución del problema, esta Superintendencia de Servicios de Salud ha creado canales de comunicación especiales y específicos para agilizar la gestión correspondiente» y en consecuencia, detalla que «ofrecemos a los prestadores presentar sus facturas pendientes de cobro completando el formulario cuyo link está al pie».

Además, sostiene que «la Unidad de Orientación y Gestión de las Prestaciones para las Personas con Discapacidad junto con las  Gerencias correspondientes realizarán la derivación y reclamo a las obras Sociales Nacionales a fin que cumplan con los pagos en los plazos que se establecen«.

Foto: Instagram de la Superintendencia de Servicios de Salud.

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