Si bien las mujeres han conquistado espacios de poder, hay lugares que todavía son dominados por los hombres y en los que el género femenino es minoría. Un claro ejemplo se da en uno de los tres poderes democráticos de la Argentina.
El dato surge de una investigación de la organización Fundar, llevado a cabo por la abogada Johanna Cristallo que reveló que el 54% de quienes trabajan en el Poder Judicial de la Nación son mujeres, pero únicamente el 25% se desempeña en puestos de jerarquía. Por lo tanto, sostuvo que «existen barreras invisibles que las desalientan a competir para ocupar puestos de mayor decisión y jerarquía».
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Las mujeres representan el 54% de las personas que trabajan en el Poder Judicial. En el personal de servicio llegan al 67%, en el sector administrativo alcanzan el 58%, entre los funcionarios el 56% y entre los jueces de primera instancia el 31%.
No obstante, esa cifra disminuye a la mitad en los puestos de mayor relevancia: son el 25% entre los de ministros, procuradores y defensores generales. Además, el estudio hizo hincapié en que «esta situación prácticamente no ha variado en los últimos 20 años».
Ante este panorama, el informe puso el foco en tres cuestiones: la falta de perspectiva de género de las reglas del concurso, el enlace entre la vida familiar y la profesional y la autoexigencia a la hora de presentarse en un concurso.
«El problema del ‘techo de cristal´’en el Poder Judicial no puede pensarse de forma aislada, sino que está relacionado con la tensión entre la vida familiar y la laboral, y en cómo esta repercute de manera distinta para hombres y mujeres en detrimento de ellas», explicó.
LAS SEIS PROPUESTAS DE FUNDAR PARA MODIFICAR ESTA SITUACIÓN
La primera consiste en cambiar la normativa de los concursos a fin de tener en consideración las diferentes barreras sociales y culturales con las que las mujeres luchan en el análisis de sus antecedentes. La segunda es determinar un cupo de género, algo que ya está como regla en el Consejo de la Magistratura de la Nación, y que al momento de la puntuación final valga más la evaluación escrita que el análisis de los antecedentes «pues está constatado que las personas jóvenes y las mujeres rinden, en promedio, mejores exámenes»
Además, la organización sugiere monitorear los datos y decidir si se cambian o no con el transcurso, las cifras de mujeres anotadas a los concursos, fomentar campañas de comunicación para alentar a las mujeres a inscribirse a los concursos y armar una política presupuestaria de concursos con perspectiva de género, destinando ciertos recursos a su planificación, desarrollo y análisis.
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