Si hay algo en lo que los teléfonos iPhone se han destacado a lo largo de la historia, es sin la calidad de sus baterías y la durabilidad de los dispositivos, que permiten extender su vida útil por muchos años.
Apple ha sido reconocida por este hecho, que permite combatir la obsolescencia programada. Pero ahora tendrá que indemnizar a millones de usuarios justamente por el motivo contrario: afectar de forma adrede el rendimiento de las baterías de sus celulares.
La compañía fundada por Steve Jobs deberá pagar una importante suma de dinero por el “Batterygate”, un escándalo que inició en 2017 luego de la denuncia de algunos usuarios que acusan a Apple de haber instalado una actualización que ralentizaba los teléfonos.
En especial, esto afectada a los modelos de iPhone de las gamas 6, 7 y SE en sus distintas versiones. La demanda colectiva aseguraba que la empresa no avisó sobre la actualización, la cual luego se comprobó que reducía el rendimiento y generaba fallas.
Desde Apple no negaron la acusación, pero justificaron la medida: según ellos, los problemas eran generados por la propia naturaleza de las baterías; y se debía bajar el rendimiento para evitar “apagones inesperados”.
Cómo es el nuevo Vision Pro, el casco de “realidad mixta” de Apple que costará US$ 3.500
Tras la demanda, la empresa habilitó a los usuarios la posibilidad de desactivar dicha actualización. Sin embargo, las víctimas puntualizaron en que, de no haber hecho el reclamo, no lo habrían admitido.
Finalmente, tras una larga batalla judicial, ahora Apple llegó a un acuerdo por el que debe pagar entre 310 y 500 millones de dólares. Dicho monto se repartirá entre todos los afectados, que según se estiman son unos 3 millones, por lo que cada uno recibirá una módica suma.