Taringa es sin dudas una de las redes sociales que mayor impacto tuvo en la Argentina, con millones de usuarios que la utilizaban día a día. Ahora, la compañía lanzó su nueva aplicación para volver a enamorar al público hispanohablante.
Cristina Sancho, CEO de la compañía, brindó una entrevista a Newsweek Argentina en la que habló sobre esta nueva propuesta, como también sobre los desafíos de las redes sociales con la inteligencia artificial y la libertad de expresión.
¿De qué se trata este nuevo lanzamiento de Taringa? ¿Qué novedades va a tener?
-Con la aplicación venimos a resolver dos problemas. Uno, la capacidad de expresarte libremente; y el otro, la capacidad de monetizar desde tu primer contenido de calidad.
¿Cómo va a funcionar la monetización?
Nosotros hemos puesto el contenido en el centro. Esto significa que para los creadores la forma de monetizar es a través de su contenido, no de cuántos followers tiene ni de cuántos likes tienen. Lo que hemos mirado mucho es el tipo de interacción que los usuarios tienen con el contenido; tiene que costarle un poquito de esfuerzo.
En Taringa no hay likes porque eso no cuesta absolutamente nada y al creador no le dice mucho, entonces lo que decimos es: si tienes una opinión, si algo te provoca una reacción, coméntalo; si te gusta, aprécialo.
Según los usuarios vayan participando, van a ir ganando reputación y eso se traduce en puntos que nos van a mandar una señal de que a esos contenidos la comunidad los considera de calidad, y redistribuimos los ingresos de Taringa en base a eso. Queremos que haya trabajo detrás; vos podés tener ningún seguidor y monetizar con tu contenido.
Con respecto a la aplicación, ¿qué cambios va a tener con la web?
-La aplicación es una nueva propuesta de Taringa. La web son los 20 años de historia, y ese producto lo estabilizamos. Pero nos dimos cuenta que no íbamos a poder ofrecer la solución que queremos con la tecnología que teníamos, además que los usuarios se movieron de ese formato. Por eso lanzamos una aplicación con la mejor tecnología Web2; pero además tiene una interfaz de Web3, lo que permite que a cada persona que se cree un usuario poder crearle inmediatamente una wallet de criptomonedas atadas al dólar para poder monetizar. Por otro lado, la aplicación se lanzó como beta porque priorizamos el contenido.
Lanzamos un creador que es sencillo y versátil para subir diferentes tipos de contenidos y así vamos aprendiendo qué es lo que quiere el creador con la plataforma. Hoy las plataformas obligan al creador a adaptarse al formato de la aplicación; nosotros queremos darle la vuelta y que la plataforma sea la que se adapte a lo que el usuario quiera.
¿Cómo se van a relacionar la aplicación con el blog original?
-Tecnológicamente, es imposible que las dos plataformas se hablen, porque el Taringa que existe desde hace tiempo no lo permite. Lo que podemos es ver, a partir de la app, qué necesidades no cubre y si la web puede hacerlo. Para nosotros el foco está en la experiencia del usuario, y si hay algunos que necesiten por ejemplo crear textos largos, quizás ellos puedan migrar a la web.
¿Cuál es el usuario actual de Taringa y cuál es el que apuntan?
-En la web, el que está ahora es el que está desde siempre, el que creció con Taringa no lo abandonó. Con la aplicación apuntamos a la gente que quiere expresarse como es y que tiene una comunidad auténtica. Lo que estamos viendo es que están volviendo los que echaban de menos Taringa porque la web no se adaptó a los nuevos formatos.
Hoy hay un mercado competitivo con Twitter, Facebook, TikTok o Instagram. ¿Cómo va a ser establecerse para volver a ser una de las redes sociales más importantes de Argentina?
-Ninguna de estas plataformas habla de los problemas que tienen los usuarios. Además, nosotros nos centramos en el mercado hispanohablante, y muchas de estas se concentran en el mundo anglosajón, por lo que no entienden la idiosincrasia de nuestro lenguaje. Nosotros tenemos un origen que nos permite tener otro tipo de planteamiento para tener una plataforma con otros límites más flexibles. Por ejemplo, un creador de contenido de terror no puede mostrar sangre o decir algunas palabras porque la plataforma no lo permite. Gente que habla de contenidos de sexualidad no puede llamar a las cosas por su nombre porque lo censura. Acá la idea es que eso se pueda mostrar y monetizar.
En ese sentido, ¿cómo se hace para controlar los contendidos sensibles?
-La labor que tenemos ahí es asegurarnos que la comunidad tiene las herramientas suficientes como para definir lo que quiere y lo que no quiere ver. Podríamos aplicar un rasero y banear todo lo sensible; otra opción es tratar como plataforma de satisfacer los diferentes niveles de sensibilidad que tienen los usuarios. Estamos teniendo muchas conversaciones sobre cómo manejar ese tipo de contenido. Lo que no queremos es caer en la censura.
En este camino de libertar de contenido, ¿qué desafíos tiene la internet para controlar la propaganda política, las fake news o los contenidos sobre temas ilegales?
-Todo lo que esté fuera de la legalidad, eso no lo podés permitir en una plataforma. Es el reto al que todos nos enfrentamos. Al final es un tema de cómo regulamos y en dónde ponemos los límites.
¿Y cómo se controlan esos contenidos cuando hay una cantidad masiva?
-Lo estamos aprendiendo y viendo cómo funcionan las herramientas que desarrollamos para la moderación. Estamos entrenando los algoritmos para que se cumpla con las condiciones establecidas.
Respecto a la inteligencia artificial. ¿Cree que puede tener un impacto en la vida de las personas?
-La inteligencia artificial está causando lógicamente mucha revolución.
Pero es una herramienta más, lo vemos en diferentes campos. Uno, en la parte creativa: hay muchos creadores que están utilizando incorporando inteligencia artificial para sus creaciones. Nosotros podemos utilizar este tipo de herramientas para que los usuarios puedan mejorar su contenido en la plataforma. Es una herramienta que vos la podes adaptar a lo que vos necesites para ayudarte a llegar a tu objetivo.
¿Y cree que puede tener un lado negativo?
-Estoy escuchando todo ese debate con mucho interés. Todavía no tengo una opinión formada sobre sobre eso, pero sí que he escuchado todo lo que están diciendo, las cartas que están firmando todos los grandes de la tecnología. Creo que es un tema de límites, de en manos de quién cae esta tecnología y cómo se puede utilizar.
Mencionabasel tema de que la inteligencia artificial puede servir para generar contenido. Recientemente se armó un debate sobre los contenidos y el derecho de autor en internet. ¿Cuál es su mirada al respecto?
-Había algo de debate sobre el tema de los derechos, pero todo esto lo que está haciendo es que los reguladores tengan que acelerar el proceso. Yo lo empecé a ver con los NFT, pero la inteligencia artificial lo aceleró mucho. Los reguladores van a tener que resolver este problema y ver cómo definen de quién es qué.
Te cambio a otro tema. Desde la llegada de Elon Musk a Twitter hubo mucha gente que manifestó su descontento por los cambios y migró a otras plataformas. ¿Taringa también se vio beneficiada?
-Mira, en el fin de semana que pasó esto multiplicamos nuestra media de crecimiento diaria por cinco. Vimos un pico de gente entrando que nos sorprendió.
¿Cuál es el objetivo a largo plazo con esta nueva versión de Taringa?
-A largo plazo, conquistar todo el mercado hispanohablante. La web en sus mejores días tuvo 30 millones de usuarios registrados y ese es nuestro primer objetivo, recuperar ese público. Si ya llegamos una vez, podemos llegar de nuevo. Veremos también si en el futuro nos expandimos al mercado anglosajón, pero queremos hacerlo bien primero con los hispanohablantes.
Por último, ¿cuál va a ser el destino a futuro de la web?
-Toda la historia de Taringa no puede desaparecer. Lo que tenemos que ver es la mejor forma de mantenerlo. La web se va a plantear a partir de la aplicación, de lo que veamos que esta no llega a cubrir. Pero todavía tenemos que definirlo.
