Google tendrá que pagar alrededor de 400 millones de dólares por rastrear de forma ilegal la ubicación de ciertos usuarios. Todo surgió a raíz de una demanda llevada a cabo por 40 estados norteamericanos y se trata de la cifra más alta que el gigante tecnológico haya abonado respecto a cuestiones de privacidad.
La información recopilada no quedaba únicamente guardada en los servidores de la firma sino que también era compartida con anunciantes.
Aparte del pago, la empresa tendrá que actuar con mayor transparencia respecto al momento en el que se hace el seguimiento de la ubicación y darle a las personas datos precisos en un sitio web creado para ese fin.
A través de su blog, Google comunicó que estará «haciendo actualizaciones en los próximos meses para proporcionar aún más control y transparencia sobre los datos de localización«. Estas modificaciones harán que sea más sencillo eliminar los datos para ser ubicados y además, los usuarios nuevos contarán con herramientas de autoeliminación con las que podrán exigirle al buscador que deseche determinada información cuando tenga cierta antigüedad.
No es la primera vez que la compañía tiene que abonar dinero por este tema, en octubre de este año, tuvo que pagar aproximadamente 85 millones de dólares y en 2018 se detectó que pese a que los individuos desactivaban su ubicación, la firma continuaba rastreándolos.
Frente a este panorama, uno de los fiscales que tomó la causa, afirmó que «hasta que no contemos con leyes de privacidad completas, las empresas seguirán recopilando grandes cantidades de nuestros datos personales con fines de marketing con pocos controles».