Por Jim Franco, titular de Franco Ventures*
La forma de relacionarnos ha cambiado, la de imponer una marca o un producto también. Y lo que más ha cambiado, con las redes sociales, es la manera en que nos mostramos al mundo y cómo podemos capitalizar esa empresa individual que somos nosotros mismos.
Por ejemplo, una celebridad de Instagram de la Argentina puede llevar su negocio a los Estados Unidos. Teniendo en cuenta que se trata de una marca personal, que se rentabilizar por medio de ingresos publicitarios y de menciones pagas, puede ser una opción factible de ser llevada adelante también en ese, donde el rendimiento por contacto seguramente será superior. Siempre, de manera previa, un equipo especializado deberá hacer una investigación del mercado potencial que tenga esa persona, para evaluar la factibilidad de insertarse en un mercado pleno de consumidores tan grande como ese. De todos modos se trata de una modalidad que en la actualidad se está dando mucho. Y es porque representa a la tercera etapa del ciclo al que se podría llamar de Internet.
LA EVOLUCIÓN
Cuando empezó Internet y comenzaron a crearse tiendas online, a fines de los ’90, el poder estaba en compañías como Amazon o (viniendo hacia la Argentina) Mercado Libre. Esa era la primera fase, que incluyó la divulgación del sistema y la familiarización del consumidor con él. Posteriormente llegó la segunda fase: con la introducción de Facebook la gente se volvió el producto, por lo que corporaciones como Google hicieron toda la plata aprovechando el contenido personal que compartía el usuario. Claro, tenían la información de 300 millones de personas para cruzar y promocionar lo que quisieran.
Entonces, si una empresa quería que los clientes potenciales vieran su producto, ponían la promoción en Facebook. Pero en ese momento no se sabía, y ahora se puede ver con claridad, el producto era la persona, éramos tú y yo, los propios consumidores.
Ahora vamos a la tercera fase de Internet: ya estamos en lo individual. Cada persona puede tener su propia plataforma o usar una social como Instagram para hacer crecer su negocio. Además, hoy en día se la puede llevar a todos lados, con uno, gracias a los dispositivos móviles y al avance de la tecnología.
Veo cómo va cambiando todo: en la actualidad, y por fin, es la oportunidad de la persona de empezar a crecer económicamente a través de esa plataforma que la ayude a difundir lo que hace o representa. De esta manera se está revirtiendo lo ocurrido en las dos fases anteriores. Es totalmente lo contrario porque uno era el producto sin saberlo.
En estos momentos, si un individuo tiene suficientes seguidores como para que una empresa pague por promocionar su producto en sus redes, puede obtener ingresos considerables en su Instagram. En el mundo moderno está completamente difundido que se pague por mostrar un producto, por enseñar un lugar turístico o por recomendar un restaurante, a modo de ejemplos someros. Por ser una práctica ampliamente aceptada, también se la contempla en los Estados Unidos; hay modalidades de publicación en conjunto con una marca o de manera independiente, previo cobro. Esto quiere decir que, como decíamos al principio, sea que se puede llevar la marca personal y registrarla como tal, para poder usufructuarla y obtener de esa manera ingresos en dólares, se dirija al público hispano o al de habla inglesa.
*Franco Ventures es una empresa de consultoría de negocios con base en Nueva York, que trabaja con el estudio de abogados Michael Best así como con Houlihan Lokey y FTI Consulting.