Si has explorado las redes sociales recientemente, es probable que hayas encontrado afirmaciones sobre el supuesto descubrimiento de un universo paralelo por parte de la NASA en la Antártida, pero ¿realmente la agencia espacial encontró un universo paralelo donde el tiempo fluye hacia atrás?
De acuerdo con esas afirmaciones, el universo paralelo se formó junto al nuestro durante el Big Bang y funcionaría en sentido inverso desde nuestra perspectiva. Sin embargo, la realidad es que estas aseveraciones no se basan en hallazgos científicos, sino que son una interpretación distorsionada de investigaciones anteriores.
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Los orígenes de esta controversia se remontan a 2020, cuando los investigadores que trabajaban con el experimento Antena Transitoria Impulsiva Antártica (ANITA) detectaron un comportamiento inusual en los neutrinos, partículas diminutas, casi sin masa, que rara vez interactúan con la materia.
Los hallazgos de ANITA fueron realmente desconcertantes e impulsaron a los científicos a teorizar posibles explicaciones. Una de esas hipótesis, publicada en un artículo en respuesta a los hallazgos, sugería la posibilidad de un “universo simétrico CPT”, en el que el tiempo podría fluir en dirección opuesta a la nuestra.
“En este escenario, el universo antes del Big Bang y el universo después del Big Bang se reinterpretan como un par de universo/antiuniverso creado de la nada”, escribieron los autores del artículo.
Los hallazgos fueron publicados originalmente en la revista New Scientist en un artículo titulado “Es posible que hayamos detectado un universo paralelo que retrocede en el tiempo”. A partir de ahí, internet empezó a generar teorías. Artículos publicados en Daily Star, New York Post y otros medios comenzaron a afirmar, con una certeza alarmante, que esto era evidencia de un universo paralelo.
EL EXPERIMENTO “ANITA”
Sin embargo, estos artículos pasaron por alto el hecho crucial: los resultados de ANITA requerían más investigación y no aportaban ninguna evidencia concluyente de la existencia de tal universo.
En ese momento, Alex Pizzuto, un investigador involucrado en el análisis de las detecciones de ANITA, recurrió a las redes sociales para desmentir las afirmaciones.
“ANITA, un detector que vuela en la Antártida, detectó algunas señales extrañas. Estas señales son difíciles (pero no imposibles) de remediar con nuestros modelos actuales de física”, escribió Pizzuto en X (antes Twitter).
Y agregó al tema: “Los científicos intentan encontrar formas de modificar nuestra comprensión de la física para hacer que estas detecciones sean más plausibles. Algunas de ellas requieren ideas extrañas que van más allá del modelo estándar, como la que aparece en las noticias. Sin embargo, también hay algunas explicaciones completamente no exóticas”.
No está claro por qué estas afirmaciones han resurgido ahora, aparte de una peculiaridad del revuelo en internet que recuerda lo que puso todo en marcha en primer lugar.
¿CUÁNTOS UNIVERSOS EXISTEN?
Entonces, ¿cuántos universos existen? Por ahora, el único que podemos confirmar es este. Aunque no se ha encontrado ninguna evidencia de un universo paralelo, eso no significa que la idea esté descartada. Varias teorías científicas, como la inflación cósmica, sugieren la posibilidad de un multiverso, es decir, una colección de universos, incluido el nuestro.
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Estos universos podrían tener leyes físicas diferentes, historias o incluso realidades completamente únicas. Sin embargo, la ciencia se basa en evidencias. Actualmente, no hay datos empíricos que respalden estas teorías, pero eso no ha impedido que los físicos las exploren como posibilidades fascinantes.
En contexto, un universo paralelo, a menudo denominado universo alternativo o multiverso, es un concepto teórico que sugiere la existencia de múltiples universos junto al nuestro.
Estos universos podrían diferir en aspectos fundamentales, como por ejemplo tener leyes físicas alternativas. Aunque la idea cautiva nuestra imaginación e inspira todo, desde la investigación científica hasta la ciencia ficción popular, sigue siendo una construcción teórica hasta que la evidencia diga lo contrario.
Publicado en cooperación con Newsweek