La campaña para la segunda vuelta electoral del domingo 30 de octubre en Brasil va llegando a su fin, y los dos candidatos hacen sus últimos movimientos para tentar el electorado que se encuentra por fuera de la “grieta” e incluso a sectores que apoyaron a su opositor en la primera vuelta pero que no son fanáticos (“voto blando”).
Luiz Inácio Lula da Silva, que obtuvo el 48% el 2 de octubre, parece ubicarse ya muy cerca del anhelado 50% más uno, tras haber conseguido dos apoyos clave: el de Ciro Gomes y el de Simone Tebet, ya que entre ambos habían conseguido un 7%.
Para captar la diferencia que todavía le resta, Lula concentró buena parte de sus energías en la llamada “agenda moral”. Parte del núcleo duro de Bolsonaro se encuentra en los sectores más conservadores y religiosos, especialmente en las iglesias evangelistas, y el líder del PT se dedicó a desmentir las numerosas “fake news” en torno a su presunto plan para cerrar las iglesias y perseguir a religiosos, tal como había circulado en esos espacios.
Pero además, se enfatizaron actos contrarios a la moral por parte de Bolsonaro, como las recientes declaraciones pedófilas respecto a unas adolescentes venezolanas a las que el presidente señaló como “prostitutas” y con las que sugirió haber tenido algún tipo de relación. Sus palabras y su impacto en ese electorado lo forzaron a hacer un inédito pedido de disculpas públicas.
En ese mismo marco, este martes Lula realizó una importante promesa de campaña: si gana el domingo, sólo ejercerá un mandato y no se presentará para una reelección en 2026.
«De ser electo, seré presidente por un período. Los líderes se hacen trabajando, en su compromiso con la población», aseveró Lula a través de su cuenta de Twitter.
Mientras tanto, Bolsonaro viajó al Nordeste del país, bastión electoral de Lula, y allí realizó una serie de actos públicos con foco en Bahía. Fue a apoyar al candidato de derecha, que ha intentado en todo momento despegarse de la figura de Bolsonaro por considerar que lo perjudica electoralmente.
Allí, el mandatario les pidió a los nordestinos (allí Lula sacó el 64%) que “voten con la razón y no con el corazón”.
«Les pido que busquen convencer a los amigos y a su familia para ganar el domingo 30. No debemos votar con el corazón, debemos votar con la razón. Mucha gente no sabe lo bueno de nuestro Gobierno y vota al Partido de los Trabajadores y por eso les pido que les cuenten que nuestro Gobierno es de paz, de trabajo, prosperidad y libertad», aseguró.
Si el mapa de Brasil se pintara de azul para Bolsonaro y de rojo para Lula, se vería una grieta más que evidente: el sur y centro azules; y el norte y nordeste rojo.
El presidente contaba con cerrar allí un acuerdo con Antonio Carlos Magalhaes Neto, exalcalde de Salvador y candidato a Gobernador de Bahía, pero finalmente no ocurrió, y el bahiano se declaró neutral. Eso se debe a que Magalhaes Neto (que está empatado en las encuestas para su propia segunda vuelta contra Jerónimo Rodrigues, del PT) forma parte de una oligarquía conservadora, pero su militancia de base realiza actos en favor de Lula.