“La Ruta Natural” es el primer proyecto integral revolucionario que no solo incentiva la promoción turística sustentable de Argentina, también incluye un programa de desarrollo de infraestructura en todos los destinos de naturaleza del país. Cuáles son los ejes del programa y cuáles son algunos enclaves naturales para consolidar a la Argentina como un destino de clase mundial en este segmento.
Diseñado por el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, Argentina oportunamente creó “La Ruta Natural” respetando el auge de los destinos de naturaleza y el creciente anhelo de la comunidad viajera que busca conectarse con el entorno, más que nunca.
Como corazón del proyecto, el sitio larutanatural.gob.ar ofrece información detallada para que todos los turistas puedan planificar sus viajes por Argentina bajo cuatro ejes fundamentales: la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas, la inclusión social y cultural, la innovación y tecnología, y el desarrollo económico sostenible.
El invierno se luce en muchas provincias de nuestro país como la mejor época para viajar y descubrir sus rincones. La ausencia de lluvia y las temperaturas agradables en algunos destinos, la belleza de la nieve y la posibilidad de realizar actividades afines, y la facilidad para observar fauna en otros, son algunas de las razones para recorrer el país y conocer algunos de los lugares más lindos propuestos por “La Ruta Nacional”.
VILLA DE MERLO Y CORREDOR DE LOS COMECHINGONES, EN SAN LUIS
En el límite entre Córdoba y San Luis se conjuga la naturaleza, la cultura y las tradiciones. El centro turístico más grande es Villa de Merlo, a 245 km de Córdoba Capital, famoso por su microclima y sus alrededores ideales para realizar caminatas y paseos a caballo o en bicicleta. A tan solo 17 km de allí, se llega al filo de las sierras de los Comechingones, donde desde sus 2200 metros de altura se puede contemplar el valle del Conlara y, si está despejado, también se puede ver la inmensidad del valle de Calamuchita, en Córdoba.
Mientras que en Papagayos y Villa del Carmen, al sur de Merlo, el paisaje cambia por completo gracias a las palmeras caranday. Con la guía de baqueanos, se puede ascender hasta el cerro Negro, atravesando quebradas y descubriendo vertientes en la cima de los Comechingones.
TEYÚ CUARÉ, SALTO ENCANTADO Y MOCONÁ, EN MISIONES
La mágica selva misionera propone recorrer caminos de tierra colorada y conectar con animales y plantas increíbles, y pueblos y comunidades donde se funden idiomas y tradiciones. A casi 100 km de Posadas se encuentra el Parque Provincial Teyú Cuaré, con paredones de piedra de más de 200 metros que se alzan sobre el río Paraná y varios senderos que regalan fabulosas vistas al río. Una visita obligada es la Casa Museo de Horacio Quiroga, el escritor que mejor contó las historias de la selva. A poca distancia se encuentran las Misiones Jesuíticas San Ignacio Miní, establecidas en los siglos XVI y XVII, con un trazado urbanístico y simbología que se vincula a la cultura del pueblo guaraní.
Otro paisaje deslumbrante es el Parque Provincial Salto Encantado, en el valle del Cuña Pirú, donde la imponente cascada de 64 metros de alto rodeada de vegetación se roba todas las miradas.
El lugar también ofrece una red de senderos para recorrer la selva y tener distintas panorámicas del salto o simplemente aquietarse para observar aves. Un viernes al mes, además, se puede vivir la experiencia de astroturismo «Cielo Guaraní», que busca rescatar la interpretación del cosmos desde la visión de la nación mbya guaraní.
Por su parte, El Soberbio es otro protagonista de región al ser la principal puerta de entrada a la Gran Reserva de Biósfera Yabotí, donde la selva, las chacras, el río Uruguay y la influencia de Brasil generan una identidad única. Aquí también se encuentra el Parque Provincial Moconá y sus tres kilómetros de increíbles cascadas paralelas al cauce del río, un espectáculo único en el mundo. En el parque también hay senderos para caminar entre grandes helechos, matas de tacuara y árboles añosos.
Para muchos, la frutilla del postre son las emblemáticas Cataratas de Iguazú: el río Iguazú se desploma en más de 270 saltos y cascadas, creando una de las grandes maravillas naturales del planeta. Además, la fauna y la flora que se ven en los senderos y en las pasarelas hipnotizan a todos los viajeros.
BAÑADO LA ESTRELLA, EN FORMOSA
En el noroeste de la provincia se encuentra uno de los humedales más grandes de Sudamérica, abarcando unas 400 mil hectáreas de lagunas, bañados, palmares y champales, es decir, bosques inundados cubiertos por enredaderas. El invierno es una excelente época para conocer el bañado, pues las temperaturas son agradables permitiendo ver gran variedad de fauna como yacarés, carpinchos, boas curiyú, corzuelas y más de 300 especies de aves, entre las que se destaca el jabirú, la cigüeña más grande de América, y otras aves acuáticas que se congregan por miles para alimentarse.
Las Lomitas, a 300 km de la capital, es el lugar para contactar prestadores locales con quienes realizar paseos en canoa, cabalgatas y caminatas guiadas. También es posible movilizarse por cuenta propia a los dos accesos al bañado: El Vertedero y Fortín La Soledad. Tanto en Fortín La Soledad como en las inmediaciones de la Ruta Provincial 28 hay senderos que pueden realizarse en compañía de la comunidad pilagá Campo del Cielo, invitando a acercarse a las tradiciones de diferentes pueblos y comunidades originarias que viven en un entorno moldeado por el río Pilcomayo.
CAVIAHUE, NEUQUÉN
Caviahue, enclavado a 365 km de Neuquén, es un pueblo que en invierno se convierte en un centro de esquí en un área natural protegida con araucarias milenarias, lagos, ríos y cascadas congeladas. Entre sus opciones se destacan las caminatas con raquetas, paseos en motos de nieve y visitas al lago Caviahue o al imponente salto del Agrio.
Con excursiones en motos de nieve u orugas, se puede llegar a Copahue para disfrutar de baños termales en piletas al aire libre en medio de la nieve. Desde allí también se puede ascender al volcán que lleva el mismo nombre y así conocer la vertiente del río Agrio. ¡Atención! Buena parte del camino debe hacerse en vehículos especiales, por lo que se recomienda ascender con guías habilitados.
VALLES CALCHAQUÍES, EN SALTA
El circuito de los Valles Calchaquíes es ideal para hacer en auto. Lo tiene todo: rutas escénicas, parques nacionales, pueblos históricos, cultura andina, gastronomía y algunos de los mejores vinos de Argentina.
Saliendo de Salta, y en dirección a Cachi, hay varias paradas obligatorias. Chicoana ofrece trekkings, cabalgatas y observación de aves; la conocida Cuesta del Obispo es un serpenteante camino que deslumbra con miradores, para luego atravesar el Parque Nacional Los Cardones, conocer las bodegas y comidas tradicionales de Payogasta y llegar a Cachi, catalogado como “Pueblo Auténtico”.
De Cachi se sigue a Cafayate, unidos por pueblos detenidos en el tiempo a través de la legendaria RN 40. En Seclantás se pueden conocer las famosas formaciones geológicas de la Reserva Municipal Quebrada del Rincón y el Camino de los Artesanos, ideal para comprar ponchos y tejidos.
Angastaco propone visitar Los Colorados, mientras que la Quebrada de las Flechas ostenta formaciones que parecen de otro planeta. En San Carlos se puede realizar turismo vivencial en comunidades campesinas y así, entre otras cosas, tomar clases de cocina regional, elaboración de vinos y artesanías en cerámica. La última parada de este tramo es Cafayate, donde se disfruta el mundo del vino en viñedos y bodegas.
De regreso a Salta son 190 km que incluyen la maravillosa Quebrada de las Conchas, sorprendiendo con cerros de colores y montañas de formas caprichosas. Otra alternativa desde Cachi es ir hacia el norte, en dirección a San Antonio de los Cobres, que cruza el Área Protegida Provincial Abra del Acay, donde se encuentran los volcanes Gemelos, los Graneros Incas, lugar de acopio y resguardo de los antiguos pobladores, y Puente del Diablo, una experiencia espectacular entre cavernas formadas por la erupción de volcanes y paisajes místicos.