China, que en la próxima década podría convertirse en la principal potencia económica mundial, está dispuesta a seguir avanzando en su independencia tecnológica. Esta vez, presentó un avance que promete romper con el «duopolio» global en los cielos.
El presidente Xi Jinping presentó oficialmente el C919, el avión de pasajeros de tecnología nacional que busca quebrar la histórica dependencia de la estadounidense Boeing y la europea Airbus. La máquina, de 168 plazas, recibió su aprobación de seguridad y está lista para comenzar a producirse masivamente.
El primer modelo chino está pensado para salir a competir con los modelos en boga hoy en día en la industria aérea, como son los Boeing de la familia B737 MAX o los Airbus de la familia A320 (especialmente los «neo»), es decir, naves de un solo pasillo con autonomía para realizar viajes nacionales y regionales, adaptándose bien a los cambios del mercado.
Según la agencia estatal de noticias Xinhua, Xi aseguró que esta nave «insignia permitiría» acelerar «la construcción de una potencia manufacturera” en China.
Por el momento, no se sabe cuándo podría obtener las certificaciones correspondientes tanto en EEUU y Europa, paso clave para competir globalmente. Eso podría llevarle una década. Sin embargo, en China tiene un mercado más que suficiente para comenzar un sólido proceso de expansión y posicionamiento como el principal competidor de las occidentales en el largo plazo: las aerolíneas chinas representan casi una cuarta parte del mercado aéreo global.
Pese a que el C919 se ensambla en plantas chinas, muchos de sus componentes son de origen occidental, empezando por los motores y los principales componentes de navegación, provistos por General Electric, Safran y Honeywell International.
Tanto Airbus como Boeing enviaron sus felicitaciones a través de las redes sociales.