Por: Karen Alamo
La ciudad de Miami es, sin duda, una de las ciudades más cotizadas del mundo. Cada año, millones de turistas la visitan en distintas temporadas para disfrutar unos días en la Ciudad del Sol. Es por ello, que se ha transformado en algo común para quienes tenemos la suerte de vivir acá usar la expresión «Yo vivo donde tu veraneras» (I live where you vacation).
El dilema surge cuando nosotros tenemos que planear nuestras vacaciones: Si yo vivo donde tú veraneas, entonces dónde veraneo yo?. Y la respuesta puede ser; Ibiza, Marbella, Mykonos, Costa Azul, Croacia, la Costa Amalfitana, Bodrum, se transforman en los destinos preferidos entre los habitantes de Miami en el verano.
Sin embargo, menos popular para nosotros, pero muy de moda entre los europeos se encuentran las islas de Córcega y Cerdeña, una mezcla perfecta entre lujo, sofisticación y el relax de playas paradisiacas mediterráneas. Por su cercanía, a pesar de pertenecer a países distintos (Córcega es francesa, mientras que Cerdeña es italiana), es impensable visitar una sin la otra y es muy fácil movilizarse entre ellas en ferry o yate, en el caso de quienes disfrutan de sus vacaciones en alta mar. Para llegar desde Francia o Italia territoriales, se puede volar directo desde las ciudades principales a los aeropuertos de la isla del país correspondiente en pocas horas, o tomar ferry directo desde los puertos principales.
En mi caso, que me encontraba recorriendo Cinqueterre y Lago di Como en Italia antes de bajar a las islas, porque me encanta el mar, la opción escogida fue tomar un ferry desde el Puerto de Livorno a Bastia, en la punta noreste de Córcega. La ciudad de Bastia es tradicional, y sobresalen la ciudadela y el Puerto. Desde allí, se puede conducir hasta St Florent para visitar el desierto Agriates, donde se encuentran dos playas de aguas turquesas: Lotu y Saleccia. Siguiendo hacia el sur, se encuentra Porto Vecchio, la ciudad más lujosa de la isla y cuna de las playas más bonitas: Rodinara, Palombaggia y Santa Giulia.
Desde Porto Vecchio y para cerrar el paso por Córcega, la parada obligada es Bonifacio, mezcla perfecta entre mar y montaña, con vistas impresionantes desde la ciudad amurallada y los acantilados, excelentes restaurantes en el puerto y divertida vida nocturna. Y en Bonifacio se pueden visitar las Islas de Lavezzi y Cavallo, con playas vírgenes y paradisiacas, donde sólo se puede llegar en barco y con todas las provisiones necesarias ya que las islas no cuentan con servicios, tiendas o restaurantes de ningún tipo. Bonifacio conecta el sur de Córcega con el norte de Cerdeña, en Santa Teresa di Gallura, puerto de entrada a la zona denominada Costa Esmeralda.
Desde Santa Teresa o Palau se puede cruzar a las islas de La Maddalena, un archipiélago que concentra algunas de las playas más espectaculares de Cerdeña. La ‘capital’ de la Costa Esmeralda, Porto Cervo, es un reconocido destino del jet set internacional, rodeado de tiendas de lujo, oferta gastronómica de primer nivel (concentradas en la Promenade du Port) y una vibrante vida nocturna, con clubs como Just Cavalli, Phi Beach, Billionaire y ToyRoom.
Vivir donde todos veranean deja la vara muy alta para descubrir nuevos destinos, pero sin duda estas islas cumplieron con las expectativas, y más!
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