La Trochita, el emblemático tren que se destaca por ser el único ferrocarril de trocha angosta en el mundo que conserva sus piezas originales y se encuentra en funcionamiento, cumplió un siglo desde que llegó a la Patagonia.
La fecha exacta del aniversario fue el pasado 7 de octubre y en la actualidad realiza un viaje por día y traslada 180 pasajeros que, en su gran mayoría, son turistas de distintas partes del mundo.
En un recorrido de 20 kilómetros, la mítica formación atraviesa la Cordillera de los Andes y «trepa cerros», describió el maquinista histórico Carlos Agüero en diálogo con NA, minutos antes de iniciar su viaje desde Esquel a Nahuelpan.
La Trochita se ha convertido en monumento histórico nacional, inmensamente querido tanto por el personal ferroviario y administrativo de la provincia de Chubut, como por cada uno de sus pasajeros.
Desde el cierre del tren en el año 1993, cuando La Trochita definitivamente se convertía en un tren exclusivamente turístico con pasajeros del mundo entero y dejaba su rol como transporte de carga, el amor por parte del personal ferroviario que continuó a cargo de su funcionamiento se multiplicó. «Para nosotros, hacer andar este tren es una satisfacción muy grande, estamos hablando de un material centenario por lo que cada vez que salimos con este tres es un viaje distinto. Esto anda con el amor de todos los que hacemos funcionar La Trochita», contó Agüero, quien hace más de 35 años trabaja en el tren patagónico.
El histórico maquinista llegó a Esquel en el año 1986, luego de realizar los cursos ferroviarios que se dictaban en la ciudad bonaerense de Olavarría. Desde entonces trabaja en La Trochita: primero se desempeño como ayudante y más tarde como conductor.
Agüero reconoció que, desde la reapertura del tren definitivamente con fines turísticos, lo aprendieron «a querer mucho más de lo que era antes».
«Cada turista que viene se emociona y muchos se nos largan a llorar. En general se acercan a la locomotora emocionados para contarme alguna historia relacionada a los trenes y a sus vidas. Es muy común que se conmuevan», agregó.
La combinación del paisaje único con un tren histórico que llegó al país hace 100 años y que aún hoy logra conservar las dos locomotoras a vapor de marcas y orígenes diferentes: las Baldwin, hechas en Filadelfia (Estados Unidos), y las Henschel, fabricadas en Cassel (Alemania). Ambas provocan algo que inevitablemente conmueve y llama la atención de cualquier turista que se acerca hasta esas tierras.
Cómo funciona en la actualidad
Actualmente se realiza un viaje diario, desde Esquel a Nahuelpan en un recorrido de 20 kilómetros, que demanda alrededor de una hora. «Ascendemos 800 metros a nivel del mar y vamos trepando entre los cerros», explicó Agüero. Al llegar, los pasajeros tienen unos 40 minutos para recorrer el lugar, hay un museo de los pueblos originarios, un paseo artesanal y distintos pobladores con comida casera recién hecha para ofrecer a sus visitantes.
«En el mes de octubre unos 7.000 turistas viajaron en La Trochita, un nuevo récord en comparación a octubre del año anterior, cuando se registró a 3.500 pasajeros», remarcó el presidente de la Unidad Ejecutora del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio de Chubut, Pablo Daniel Muñoz.
«Desde el inicio del año hasta fines de octubre tuvimos unos 24 mil pasajeros», puntualizó el funcionario provincial Muñoz y destacó que «los turistas suelen destacar la originalidad y la belleza del patrimonio histórico nacional que se encuentra en `estado vivo´, ya que toda su estructura se mantiene intacta en su estado original». Al mismo tiempo, señaló que «los paisajes de la Cordillera de los Andes y la Patagonia argentina siempre son muy bien referenciados».
«La Trochita es un viaje en el tiempo que une sentimientos: muchas veces llegan pasajeros del país que recuerdan haber usado el tren para visitar a algún familiar o para acceder a estudiar a otro sitio. Eso es invaluable», finalizó.
Algo de su historia
«La Trochita es un testigo de aquellos años en los que las vías se expandieron por toda la Argentina», describe el sitio oficial.
Se sabe que este tren llegó a Ingeniero Jacobacci, un pequeño pueblo ubicado en la zona de la meseta central del sur de Río Negro, en 1917. Cuatro años más tarde se buscó conectar este pueblo con Esquel, y un año después se encargaron las locomotoras y los vagones belgas.
«Desde allí nace el trazado que llega hasta Esquel a través de 402 kilómetros y más de 600 curvas. Este tendido se realizó a lo largo de casi tres décadas sin maquinaria, a fuerza de trabajo humano con pico, pala y explosivos. En un ambiente de inviernos impiadosos y veranos resecos. Con gran esfuerzo, con interrupciones debido a las condiciones económicas nacionales e internacionales, el tendido avanzó en 1941 hasta El Maitén, y luego en 1945 hasta Esquel», explican en el sitio.
En referencia al cambio de función que en 1993 vivió definitivamente La Trochita con el cierre del ramal, dejando la función de tren de carga y convirtiéndose exclusivamente en tren turístico, indica que «su relación con los viajeros comenzó mucho antes».
«En las décadas de 1960 y 1970, La Trochita tuvo un rol importante en el movimiento de cargas y personas en la región.
Pero conforme mejoraron los caminos y proliferaron los camiones y ómnibus en la Patagonia, el tren fue quedando obsoleto. Salvo para los viajeros que habían comenzado a descubrir al Sur Argentino como un destino irresistible», añade.
«Este incipiente perfil turístico y la fama que adquirió el tren fueron fundamentales para que pudiera reconvertirse luego del cierre del ramal. Porque cuando en 1993 el Gobierno nacional decidió clausurar, entre muchos otros, este ramal, se alzaron voces incluso fuera de Argentina. Los gobiernos de las provincias de Río Negro y Chubut decidieron entonces hacerse cargo de la operación de La Trochita, que se convirtió definitivamente en uno de los iconos turísticos de la Patagonia», concluye.
Fuente: Noticias Argentinas.