Llegaron las ballenas a Península Valdés, en la provincia de Chubut, y se puso en marcha oficialmente la temporada de avistajes en Puerto Pirámides, principal base de operaciones de la que salen las embarcaciones turísticas.
La localidad patagónica, de poco más de 600 habitantes, cuenta con seis empresas que ofrecen salidas embarcadas para observar de cerca a los ejemplares de ballena franca-austral que cada año llegan a las tranquilas costas de Puerto Madryn para parir a sus crías, amamantarlas y enseñarles a moverse en el entorno. Cuando las temperaturas comienzan a ascender, en septiembre, regresan a la Antártida, donde encuentran krill abundante para alimentarse.
Con las primeros cetáceos empiezan a llegar los turistas de todo el país y el mundo, pero la alta temporada se desarrolla en agosto, cuando inclusive se pueden ver desde la playa de Madryn o muy de cerca en la de El Doradillo, a escasos kilómetros del centro, una costa de aguas muy profundas donde las ballenas nadan a muy pocos metros de la orilla.
Las expectativas en el destino son altas. En diálogo con Télam, el intendente de Puerto Pirámides, Fabián Gandón, aseguró que ya están listos para recibir a los turistas y que esperan una “buena temporada” para “dejar atrás los tiempos de pandemia en los que realmente los prestadores la pasaron feo porque el turismo se paralizó y nuestra comunidad vive de la actividad turística».
Según detalló la directora de Turismo del municipio, Marcela Fernández, las salidas embarcadas rondan los $8.400 pesos para los adultos y los $4.200 para los menores de entre 4 y 12 años (los menores de 4 no pagan). Y sólo una empresa ofrece un servicio diferencial y, por lo tanto más caro: Yellow Submarine, cuyo casco tiene ventanas por debajo del nivel del agua, permitiendo el avistaje submarino. El 1° de agosto se da inicio a la alta temporada y esas tarifas prácticamente se duplican.
Estas excursiones duran aproximadamente una hora y media (siempre que las condiciones meteorológicas y de las aguas lo permitan) y se complementan con otras alternativas dentro de la península: avistaje de lobos, elefantes marinos y pingüinos; visita al centro de interpretación; un cordero patagónico asado en alguna de las estancias tradicionales (en algunas hay demostraciones de esquila, show musical y venta de productos regionales); travesías en kayak, mountain bike o trekking; buceo o snorkeling con lobos marinos; o un picnic en Cerro Olazabal.
Puerto Pirámides tiene 830 camas hoteleras, pero se complementan con la amplia oferta de Madryn, que también se ha convertido en los últimos años en un importante polo gastronómico, con el poder de sus pescados y frutos de mar, además de sus reconocidos corderos patagónicos.
Hoy, Puerto Madryn tiene más oferta de vuelos que nunca desde Buenos Aires, con frecuencias de Aerolíneas Argentinas y Flybondi de manera directa, y también de Aerolíneas Argentinas a Trelew, ubicada a 100 kilómetros.
