Como todos los años, llegaron las ballenas a Península Valdés, en la provincia de Chubut, y con mucha expectativa ya se puso en marcha oficialmente la temporada de avistajes en Puerto Pirámides, a tan solo 100 km de la ciudad. Es que de junio a diciembre, Puerto Madryn se convierte en el hogar de las ballenas francas australes que se acercan a esta área natural protegida de aguas profundas y seguras para respetar su ciclo reproductivo. Aquí estos maravillosos cetáceos pueden reproducirse, parir y amamantar a sus crías, con la tranquilidad de saber que las orcas, su principal predador, no molestaran durante su ciclo.
Para ver un espectáculo inolvidable y único para los turistas y lugareños, es recomendable realizar la excursión de avistaje de estos gigantes de Valdés a bordo de una embarcación turística que sale desde Puerto Pirámides. Son seis los operadores y, hacer la navegación de una hora y media de duración con cualquiera de ellos, es garantía de deslumbrarse con saltos y coletazos que hacen dudar si uno está despierto o sigue soñando.
Estas bellezas del mar que se desplazan lenta y casi silenciosamente por debajo de la embarcación, pueden pesar entre 30 o 40 toneladas. Durante el paseo se las disfruta bien de cerca, casi al alcance de la mano, pudiendo ver en detalle sus callosidades blancas que son diferentes en cada una de ellas, clave para identificarlas, funcionan como si fueran su huella dactilar pues no hay dos marcas iguales. Mientras que los ballenatos, al nacer ya miden de 3 a 5 metros desde el hocico hasta la cola, juegan siempre cerca de sus madres. Casi como pasos de baile y en un juego constante de sorpresa, sus movimientos artísticos roban miradas de asombro dejando a todos los espectadores boquiabiertos.
«Los machos alcanzan hasta los 12 metros y las hembras adultas pueden medir de 13 a 16 metros. En la boca, que tiene forma curva, se hallan unas 260 placas o barbas córneas, unidas a la mandíbula superior, que originariamente se llamaban «baleen» y de donde proviene el nombre castellano «ballena», explicó Pablo, una de las tripulantes que acompaña en el avistaje. Vale mencionar que el avistamiento a bordo (siempre que las condiciones meteorológicas y de las aguas lo permitan) está totalmente regulado para proteger la integridad de las ballenas, que fueron declaradas Monumento Natural en el año 1984.
Puerto Madryn es el mejor lugar del mundo para ver ballenas. Otra opción más económica aunque igual de bella, es el avistaje costero en la zona tradicional y protegida del Doradillo, cerca de Puerto Madryn (solo 18km), donde es posible apreciar el espectáculo de estos mamíferos (¡en cantidad!) desde la orilla en función de la plenamar o desde algún acantilado. Si bien las primeras ballenas comienzan a aparecer en mayo, no es hasta fines de junio cuando se registra la mayor concentración de animales. Sin dudas, la ballena franca austral no solo es la estrella del espectáculo en Planeta Madryn sino también la invitada de honor, al que se suman otras tantas especies de fauna y flora.
Además de las ballenas, hay otra excursión llena de aventura dentro de la península: realizar snorkeling o buceo con lobos marinos en un entorno sustentable en las transparentes aguas del golfo.
Planeta Madryn es sinónimo de calor humano, adrenalina, naturaleza y también una aventura gastronómica con varias propuestas patagónicas como su reconocido cordero y su amplia variedad de pescados frescos y frutos de mar.
Entre el mar y la estepa semidesértica, entre huellas de zorros y sonidos hipnotizantes de ballenas, una de las atracciones turísticas por excelencia del país, Puerto Madryn invita a vivir una naturaleza que conmueve. Las expectativas en el destino son altas. En este planeta de emociones, ya están listos para recibir a los turistas y saben que se aproxima una excelente temporada.