Por Chris Santella y DC Helmuth, para Newsweek Internacional
La práctica del yoga en todo el mundo, desde el tranquilo y meditativo yin yoga hasta el gimnástico AcroYoga y todo el resto de los estilos, despierta la pasión por los viajes temáticos con una misión.
La mayoría de los yoguis coinciden en que el yoga es, en última instancia, una mentalidad transformadora más que una actividad que depende del entorno. Sin embargo, aunque estos viajes introspectivos pueden realizarse en cualquier lugar, muchas veces es necesario dejar atrás nuestras rutinas y entornos familiares para avanzar. Aquí es donde la magia de los viajes se une con la práctica enraizada del yoga.
Con el fin de encontrar algunos lugares remotos e increíbles para la práctica, entrevistamos una gran cantidad de personas estrechamente relacionadas con el mundo del yoga y les pedimos que compartieran algunas de sus experiencias favoritas. Tanto si quiere peregrinar a las aguas sagradas del Ganges en Rishikesh (India) como si quiere hacer la postura de la ballena junto a los pingüinos de la Antártida, hay un destino de yoga para todos los gustos.
Unawatuna, Sri Lanka
1. Retiro a distancia
Joshua Tree, California
«Es como otro planeta», dice la instructora de yoga y presentadora de podcasts Jessica Rihal. «Joshua Tree es un lugar tan diferente de donde vive tanta gente. Es un lugar perfecto para restablecerse, renovarse, volver a conectarse con su verdadera naturaleza, reflexionar sobre sus objetivos; es un lugar perfecto para un retiro personal».
2. Sentir la serenidad
Isla Paraíso, Bahamas
«Hay una roca en la propiedad, en el templo principal del ashram», dice la instructora y conferenciante del Retiro de Yoga Sivananda Ashram, Rukmini Chaitanya, «donde Swami Vishnudevananda tuvo una profunda visión en 1969. Esta roca es ahora nuestro altar principal y a su alrededor está nuestro templo principal. Es un lugar muy poderoso». Continúa: «Unos dos días a la semana, en lugar de reunirnos en la sala de satsang por la mañana temprano, hacemos una caminata silencioso por la playa o una meditación al amanecer junto al agua”.
3. Puramente elemental
Torres del Paine, Parque Nacional, Chile
“La Patagonia une los cinco elementos de la naturaleza (tierra, agua, fuego, aire y espacio) de una manera espectacular. La lejanía y la inmensidad del paisaje, su increíble belleza, impactan en tu ser. La Patagonia es uno de esos destinos que hacen que las personas se sientan completas y en un estado de euforia”, dice Sandra Tedeschi, fundadora de Vajra Sol Yoga Adventures.
«Sea uno con los peces»: yoga bajo el mar, en el acuario Ocean Park de Hong Kong
4. Centro frío y calmo
Península antártica, Antártida
“¡Piensa con los pies en el suelo!”, dice Elly MacDonald sobre las clases de yoga que imparte a bordo del barco para Quark Expeditions. “Muchas de las posturas las hacemos sentados o de espaldas. Es mucho trabajo del “core”, además del trabajo que ya se hace para mantenerse estable en un barco en movimiento. Si el día es más cálido, hacemos la clase de yoga en la cubierta exterior. Ha habido veces en las que estamos allí afuera y pasó un grupo de ballenas u orcas. Es un momento muy emotivo”.
5. Montañas de meditación
St. Anton Am Arlberg, Austria
«En verano, es extremadamente tranquilo, y la ciudad está literalmente rodeada de hermosas montañas verdes y flores, y el aire es el más limpio que jamás hayas respirado», afirma la organizadora del Mountain Yoga Festival, Iris Kaufmann. «Intentamos mantenerlo pequeño porque eso es lo que lo hace tan especial… no sólo nos centramos en el yoga, sino también en la naturaleza», señala. «Nuestra meditación es el senderismo y caminar».
Reserva Welgenvonden, Reserva Tuli, Botswana
6. Estiramiento durante un Safari
Reserva Welgenvonden, Reserva Tuli, Botswana
«El yoga es una de las cosas más bellas y naturales que se pueden llevar a un safari», dice Lauren Drucker, instructora de yoga. “El aspecto consciente de la práctica te permite ir más despacio y vivir a pleno el presente. En muchos safaris, se trata de ver a los «Cinco Grandes» y tachar el siguiente animal de la lista. En un safari de yoga, se trata mucho más de conectarse con la naturaleza y con uno mismo.
7. Om original
Rishikesh, India
La famosa cuna del yoga ofrece experiencias inigualables para que los yoguis se realineen con su práctica, ya sea en renombrados hoteles de bienestar o en humildes shalas con piso de tierra. “Toda la región y el río Ganges tienen poderes espirituales muy elevados”, afirma Sandeep Agarwalla, director de yoga en un centro turístico del Himalaya. «Con tantos ashrams, centros de enseñanza de yoga, peregrinos y gente en busca de oraciones, todo en un mismo lugar», la cuna del yoga «tiene una energía muy distinta a la de otras ciudades».
8. Joya de la selva
Unawatuna, Sri Lanka
“Estas increíbles playas selváticas rebosan de verde”, dice Alice Maisetti, gimnasta de competición, profesora de yoga y organizadora de retiros. “Vaya a una playa, literalmente a cualquier playa, al atardecer, y espere. Puede hacer yoga solo por su cuenta y meditar un rato. Es como si un milagro ocurriera cada noche”.
Isla Paraíso, Bahamas
9. Infusión de oxígeno
Paro, Bután
“Aquí la gente tiene otra mentalidad. El ritmo es más lento. El aire es como mágico. Es reconocido por su sostenibilidad: tienen un balance negativo de CO2”, dice Louk Lennaerts, fundador de Bhutan Spirit Sanctuary. “En yoga buscamos un entorno que nos dé energía. Bután nos da esa cierta energía”.
10. Enfoque forestal
Siargao, Filipinas
“Usar la naturaleza en tu práctica es muy poderoso y este es un lugar maravilloso para conectar con los elementos”, dice la coach y fundadora de Exhale Yoga Retreats, Rachel Wainwright. “Entras en el bosque de palmeras por la tarde y la luz brilla a través de las hojas, escuchas el canto de los pájaros… te sientes inspirado para sumergirte en un lugar más profundo de ti mismo”.
